UNA NOCHE SIN LUNA

UNA NOCHE SIN LUNA

“Teatro con luna, mar y estrellas”

Una noche sin luna’ lejos de ser una representación arqueológica, que anclada en la historia expone a Lorca como pieza de museo, vibra con una sorprendente vitalidad y contemporaneidad. El viaje que propone construye un punzante espejo en el que mirarnos como sociedad y como individuos para reflexionar acerca de temas como la libertad de expresión, la censura, la identidad sexual y la relevancia de las raíces.

La impecable dramaturgia comienza jugando entre los límites de la realidad y la teatralidad y con un pie entre uno y otro se adentra en una narrativa que logra no solo divertir, sino mirar al pasado y al presente a la cara, vinculando los miedos de ayer y de hoy. Esta maravillosa producción cose con hilo muy fino varias épocas, tiempos y espacios desde una creatividad artística abrumadora para reflexionar acerca de dónde venimos y quiénes somos.

La ingeniosa puesta en escena presenta un escenario en el que se van levantando tablones de madera para invitar al público a conocer la verdad que está tras las sepulturas. Juan Diego Botto deslumbra por una maravillosa actuación en la que atrapa hasta al último espectador. Su honestidad en escena, su apertura y cercanía hacen imposible no conectar con él. Su escucha a la energía del público es palpable y su entrega, evidente; logrando que todos los personajes que recrea respiren credibilidad. El uso del humor, la ironía y el juego consiguen que el tiempo vuele y que tanto la mente como el corazón se entreguen a su historia.

Esta obra consigue no sólo que el espíritu de Lorca esté presente sino que su eco resuene con tal potencia en el Principal que lleve al público a ponerse en pie para aplaudir en una larga ovación. Se pregunta el personaje en escena: ¿Cómo se inunda de estrellas un patio de butacas? ¿Cómo se trae el olor del mar al teatro? Desde luego, queda claro que Botto y Peris-Mencheta saben muy bien cómo hacerlo.

EL CORREO, Sandra Maturana